Los tomates necesitan disponer constantemente de humedad durante la temporada de desarrollo. Bajo situaciones de campo, los tomates necesitan de 2 a 6,6 mil m3/ha de agua por temporada para tener una producción alta. In invernaderos, cada planta consume aproximadamente de 1 a 2 litros de agua por día, el equivalente a 10 mil m3/ha por año.
Principios agronómicos en tomate
Tipos de plantas
- Las indeterminadas – Se remueven los brotes y sólo el tallo principal sigue creciendo continuamente durante toda la temporada.
- Las determinadas – El tallo termina en una florescencia y el crecimiento de brotes le da a la planta un aspecto de arbusto.
Requerimientos para desarrollo
El tomate es un cultivo de temporada calurosa y son propensos a daños por heladas durante cualquier fase de desarrollo. Al exponer las plantas a temperaturas inferiores a 10°C, sufren de una germinación retrasada de sus semillas y el desarrollo inicial se ralentiza. El frío también reduce la cantidad de frutos cuajados y retrasa la maduración. De manera similar, a temperaturas extremas superiores a los 35°C, se reducirá el cuajado y restringirá la coloración. Si las temperaturas altas coinciden con estrés hídrico, las plantas producirán frutos blandos.
La temperatura óptima para desarrollo normal de tomates está entre los 18 y 27°C. La formación de flores se ve afectada bajo temperaturas superiores a los 27°C. Por esta razón, la mayoría de los cultivos a aire libre se encuentran en zonas de clima templado entre 30 y 40 grados de latitud tanto en el hemisferio norte como en el sur.
No obstante, con la introducción de variedades modernas de tomates, se pueden ya cultivar bajo climas más cálidos y casi tropicales. La humedad relativa óptima en cultivos de invernadero varía entre el 60 y 80 %. En cultivos hidropónicos, el 75% y 85% son las humedades relativas deseadas para noche y día, respectivamente.
Los días para maduración varían entre los 60 y 70 días en variedades determinadas cultivadas bajo latitudes altas, a los más de 95 días donde se aplican cultivos de una temporada más larga y sencilla de una cosecha.
Los tomates tienen sensibilidad a condiciones de baja intensidad de luz, y requieren un mínimo de 6 horas de sol directo para producir flores. Pero si la intensidad solar es demasiado alta, pueden resultar frutos agrietados, quemados o de coloración desigual al madurar. Por esa razón, es esencial colocar sombra para los frutos en invernaderos. A los tomates no les afecta la fotoperiodicidad, así que la producción puede hacerse en todas latitudes.
Tipo de suelo
Los tomates pueden producirse en una gran variedad de suelos mientras tenga buen drenaje y buena estructura. Las plantas producen una masa radicular fibrosa, que puede explorar el subsuelo en terreno abierto. Pero la mayoría de la masa radicular se concentra en la zona de cultivo, o sea los superiores 60 cm y 70% del volumen total de raíces se encuentra en los primeros 20 cm de suelo. Los tomates necesitan buena nutrición y las mejores cosechas se dan en los suelos más fértiles.
El pH óptimo está entre el 6,0 y 6,5, pero se cultivan tomates en suelos de pH entre 5,0 y 7,5. Con pH interior a 5,5, la disponibilidad de magnesio y molibdeno se reduce y si es superior a 6,5 provocará deficiencias de zinc, manganeso y hierro.
Gestión del agua
No obstante, un exceso de agua causará la marchitación de las raíces bajo condiciones de suelo anaeróbicas, igualmente se retrasara la floración y se obtendrá un menor cuajado de frutos. El exceso de agua después del cuajado puede inducir a varios trastornos en los frutos como una baja absorción de calcio y su consiguiente mala distribución.
Es una práctica común en la producción de tomates industriales, cesar la irrigación unas 2 a 4 semanas antes de cosechar para maximizar el contenido de materia seca en el fruto y minimizar la compactación del suelo durante la cosecha.