El uso de fertilizantes, macro- y micro- nutrientes, por encima de la cantidad recomendada en las parcelas de aceitunas de Manzanilla en suelos arenosos tuvo un efecto positivo en la producción de aceite, aumentando la producción de aceitunas y el contenido de aceite en la pulpa. Este efecto es incluso mayor cuando se combina con el anillado. Ambas prácticas influyen sobre el número de flores por yema.
El Nitrógeno, Fósforo y Potasio son nutrientes importantes para la floración y la fructificación. El Nitrógeno y Fosforo son de especial importancia para los olivos jóvenes. Cuando se mantiene una cantidad adecuada de macronutrientes, el olivo responde aumentando todos los demás nutrientes.
Estos tienen un impacto significativo en la densidad floral y en el número de frutos. Sin embargo, el exceso de nutrientes puede dar lugar a un desequilibrio nutricional, disminuyendo este efecto.
La aplicación foliar de Boro en tres dosis diferentes favoreció la fructificación en los olivos manzanillo en un ensayo experimental de dos años de duración (Slavko Perica et al, 2001). El Boro, por lo tanto, juega un papel importante en la fructificación del olivar.
Es uno de los nutrientes principales involucrados en el desarrollo y maduración del polen. El Boro se acumula principalmente en los tejidos reproductores con una menor acumulación en los órganos vegetativos. Las aplicaciones tempranas de Boro son necesarias para fomentar la floración y la fructificación.
Los olivos requieren una nutrición adecuada para maximizar su rendimiento y calidad de los frutos. Los fertilizantes ricos en nitrógeno favorecen el desarrollo del follaje y estimulan la formación de brotes, mientras que aquellos ricos en fósforo y potasio promueven una mejor floración, polinización y desarrollo de las aceitunas.
